domingo, 27 de marzo de 2011

Lectura 1. La personalidad de la Radio.

Imagina un mundo, en el que no existan los sonidos, imagina que solo puedes guiarte por el tacto, vista, gusto y olfato, imagina no oír.
¿Podrías lograr hacer las cosas tan bien como las haces ahora?
Yo no, y estoy segura que ninguno de nosotros lo haría tan bien.
Al oído le debemos la grandeza de poder de sentir vibraciones al escuchar alguna canción grata, al escuchar una palabra de aliento, suspirar e imaginar.
¿Cómo?

Convertidos en duendes entramos al pabellón de la oreja, y nos deslizamos por un tobogán tan alucinante que me hace recordar a mi hermosa infancia, caemos en un pasadizo pequeñito, pequeñito atravesamos obstáculos y llegamos al tímpano, pasando por el yunque, el martillo y el estribo, gracias a los cuales somos capaces de oír un susurro, hasta un grito fuerte. Luego somos conducidos mágicamente al salón de la música con 25 mil teclas. Le pregunté al piano ( ya que este , es mágico y habla) quien era quien ayudaba a hacer estos sonidos espectaculares, me contestó  que es la endolinfa, este líquido llena las cavidades del caracol y a través de los choques que suceden en esta cavidad, permite estremecernos con diferentes sonidos.

Mamá, papá son las primeras palabras que de niños solemos aprender, pelota, papa(comida), casa, mío; son algunas de las siguientes. Es increíble como tenemos esa memoria de disco duro de gran capacidad que nos permite almacenar sonidos e identificarlos luego, en tan solo milésimas de segundos. De niños distinguimos algunas palabras, y vamos acumulando muchas más, siendo capaces de adulto de distinguir a la perfección  medio millón de señales de audio con distintos significados. Realmente sorprende, maravilloso, mágico y de ensueño, esto demuestra la Magnitud de lo especial que somos, y de la bendición que significa oír.

El oído siente, llegado un cierto momento, la vista sobra. Besamos cerrando los ojos, soñamos con los ojos cerrados, imaginamos, creamos, gracias al oído. En este preciso momento escucho música clásica, y escribo, cierro los ojos y sigo oyendo el estruendo de la música y la relajación que me provoca es aún mayor.

¿La radio, tiene sentidos?
La radio, es ciega, no tiene vista pero si oído, y por lo tanto voz.
¿Ver para creer?, yo más bien diría oír para sentir. Cuando repasamos la clase para un cierto examen, hacemos uso de la lectura, al hacer esto en nuestra mente los sonidos están presentes, como si un duendecillo con nuestra misma voz, hablara internamente, para nuestro interior.
Se convence hablando, te convences oyendo. Sin menospreciar la importancia de los medios de comunicación, pondré un ejemplo de la vida cotidiana usual en jóvenes de nuestra edad. Si un amigo X te invita a salir por MSN o Facebook le dirás sí o no, dependiendo de que tanto te agrade, por el contrario, si él llama a tu celular, te encuentra por la calle y hablan será mucho más difícil que te niegues a la invitación. Y es que a través de la palabra se seduce, se persuade.

Y como el gran orador Aristóteles, convencía a través de su melodiosa voz, de la suavidad o de la dureza de sus palabras según sea el caso, como los enamorados cuando se dicen te quiero y vibran solo con oír decirlo.
He ahí la importancia de la palabra, del oído, de la voz. He ahí la importancia de la radio.

Hablar de radio es hacer suspirar, emocionar, sentir. Parar hacer radio hay que saber cómo, pues no es tarea fácil, realmente hoy en día muchas emisoras radiales han olvidado el verdadero significado de la radio, no se le consiente al oyente, no se crea afectividad. Los locutores de radio que hacen bien su trabajo, son aquellos que no solo por la buena música que pasan en su programa, tienen audiencia, los buenos locutores saben encontrar ese punto de unión entre el oyente y la radio, saben mantener esa sensación de inquietud, de agrado, de valoración y estima.

A través de la radio se busca un lazo intimo con el oyente, la entonación de las palabras ayudan, la afectividad, la amicalidad con la que se salude, con la que se dirija al oyente, con la que se exprese, la confianza, complicidad, todo ello hace que exista una verdadera interacción entre el oyente y el locutor.
Quienes hemos oído los programas de radio A, la radio del amor, sabemos cómo una dulce voz puede conducir nuestro animo a través de sonrisas, recuerdos, añoranzas y tristezas, hasta el punto de llegar al llanto. Como una historia de amor bien narrada traduce los sentimientos más puros a nuestros oídos. Para conducir un programa radial debemos tener esa simpatía con el público, conocer cómo hablarles, que decirles, como lograr ganar esa confianza entre ambos.Confianza para construir propuestas de desarrollo, para invitar al público a la participación de estas, confianza para llegar al corazón y a la mente del oyente.



A través de la radio se puede peruadir de múltiples temas, se puede comprometer, alegrar, discutir.
En la lectura mencionan que muchos ríen a solas, se acortan en público. La radio precisamente debe buscar conectar al oyente con esa tranquilidad, calma, después de un día totalmente agitado de la escuela, universidad, trabajo o de cuidar a los niños de la casa. La radio debe conducir tu estado anímico a la alegría al análisis a la razón. No temer al ridículo, en la radio se arriesga a ganar, el secreto está en construir intimas relaciones personales con el oyente. Para que se sienta tan a gusto como en casa con pijama y pantuflas.

La diferencia entre la radio, el cine y la televisión, se encuentra en que la radio ayuda a incrementar tu creatividad, acelera tu imaginación, le da riendas sueltas a la inconcebible, en radio el mar puede ser rosa y los elefantes tener alas, en radio puedo encontrarme en primera fila oyendo cantar a Thalía, en radio la imaginación no mide ni 20, ni 40 pulgadas, en radio todo es infinito.

La imaginación tiene un cómplice llamado oído, a través de él, escuchamos aquellas pequeñas ondas de aire, las cuales llegan a través de un largo pero curioso proceso a procesarse en nuestra mente, logrando concebir lo inesperado.
Para hacer radio debemos elegir palabras con peso y medida, palabras conocidas que conlleven al uso de la imaginación, describir detalladamente cada cosa narrada.
No puedo contar una historia diciendo que estuve en el mar y que luego vi a un señor que me vendió pescado  para la cena, ya que eso no tramite nada. En radio las sensaciones se expresan, la maravilla de sentir lo que narras como si lo vivieras en ese preciso momento, haciendo sentir al oyente contigo, como tu fiel acompañante. Comentar la hermosura del mar azul y la suave brisa del viento que suele rodear con una mágica nuestras mejillas, como una dulce caricia, el radiante sol, que nos hacer notar su magnífica importancia, las sonrisas gratas-

Es tan infinita la radio, que se pueden narrar spots publicitarios que no harías en TV. Como el que nos cuenta la lectura, es increíble como a través de tan solo escuchar imaginas y se te hace agua a la boca el producto anunciado.
Por último se hace radio para concientizar, para analizar, para educar, para construir, a través del sentido del oído, el cual nos hace superiores. Hacemos radio para  que el oyente disfrute de una compañía grata, e interactúe con alguien confiable, esta última característica adquirida gracias a la manera de expresarse, a la familiaridad entregada por el locutor, recibida con entusiasmo por el público.




2 comentarios:

  1. Aretusa
    Tu trabajo es de muy buen nivel.

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  2. me parece fantástico! de acuerdo con Tommy, es de muy buen nive, felciitaciones!

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